SEMBRAR LA LUNA SANA LA TIERRA Por: Tanameztlio (Tana Muñoz L)

Cuando se plantea la siembra de luna como una realidad, la primera pregunta que surge es ¿Cómo así que sembrar la luna? ¿Cómo si esta en el cielo?

La luna coordina nuestras aguas internas y es por eso que se puede sembrar. Sembrar la energía de la luna contenida en nuestro cuerpo de mujer y que brilla con luz propia cada vez que tenemos nuestro sangrado de menstruación. Este evento se denomina TIEMPO DE LUNA según las antiguas tradiciones donde la mujer era reconocida por la comunidad como una representación de la gran madre dadora de vida en conjunción con el padre sol.

Sembrar la luna significa ofrecer a la energía creadora madre- padre, en símbolo de gratitud, la savia por la cual estas viva, la energía que te alimento, te hidrato y permitió que tus células funcionaran en armonía durante tu último ciclo. También la energía que te otorgo la sabiduría para guiar a tu familia y/o el rol social que desempeñas.

Sembrar la luna también significa la oportunidad de liberarte de las cargas emocionales que tuviste durante tu último ciclo o según el caso los últimos tiempos.
Esas cargas pesadas de las emociones contenidas, de lo que pudo decirse o hacerse y no se hizo o dijo y que finalmente desarmonizan nuestro cotidiano.
Sembrar la luna es sanar a tu madre, tu abuela y las viejas heridas familiares, para abrir un camino de amor a las generaciones que vendrán después de ti.
Sembrar la luna es la oportunidad de renovar tu mundo interno, liberándote de lo que ya no te sirve para llenarte de las bendiciones que la madre tierra tiene para ti, si tu lo permites y lo pides.
Sembrar la luna es sanar la tierra por que al sanarte a ti misma resuenas en armonía con lo que te rodea.

Lo primero que debes hacer antes de iniciar tu ritual es con mucha conciencia cambiar cualquier sensación de asco, repulsión o suciedad, por tranquilidad, paz, armonía y amor a ti misma y lo que viene de ti.

Luego debes recoger tu luna:
puedes hacerlo de varias formas en toallitas de tela, esponjas orgánicas, copas de luna, algodón. Si aún tu sangre esta sin diluir, puedes vertirla en un recipiente con un poco de agua. *

El altar de la luna:
Este es tu espacio sagrado, que tu creas o recreas. Si vives en el campo puedes escoger un árbol, plantar un jardín de hierbas aromáticas, un jardín de medicinales o un jardín de flores. También puedes plantar un jardín mixto. Si lo deseas puedes adornar este espacio con símbolos significativos para ti y que representen la fuerza femenina.

En caso de que vivas en un lugar cerrado puedes crear un pequeño jardín con plantas de tu preferencia.

El ritual:

Este es un ritual sencillo con el cual haces un llamado a tu intuición y sabiduría interna. Entonces tomas el recipiente donde depositaste tu luna y empiezas a hacer tu oración (Esta es una oración para hablar acerca de lo que quieres sanar y las bendiciones que recibirás, también es una oración de agradecimiento). Luego riegas tus plantas con tu luna.

En caso de que estés fuera de casa o de viaje, no dejes de sembrar tu luna, hazlo en cualquier planta, pero ¡hazlo!. O si lo prefieres guarda tus compresas en una bolsa plástica hasta llegar a tu casa.

NO VUELVAS A ECHAR TU LUNA A LA BASURA ahora sabes lo poderosa que es para ti, para la tierra y la vida.

* Este párrafo fue modificado de la versión original

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SEMBRAR LA LUNA

Por: Claudia Gómez

Desde tiempos remotos las mujeres de los pueblos ancestrales sembraban su sangre menstrual como muestra de gratitud hacia la tierra, era una manera de sembrar la transformación que mes con mes sucedía dentro de sus cuerpos físicos, mentales, emocionales y espirituales. Esto explicaba los ciclos de muerte y nacimiento, sucediendo cada luna esta transmutación de todo el SER para renacer de nuevo.

En el pueblo Lakota las mujeres se retiraban en sus días de luna (menstruación) a las cabañas rojas donde ellas entraban en el silencio y un estado de introspección, la comunidad entera las apoyaba (esos días las mujeres en retiro no realizaban ninguna actividad en la casa o la comunidad) dándoles este espacio en donde ofrecían su sangre menstrual en estas cabañas en cuclillas y directo a la tierra.

Las sociedades patriarcales suprimieron esta práctica ya que se le consideró de mucho poder, la mujer en esos días entraba en estados de conciencia muy altos y con ello tenía una conexión directa con los elementales, con la Madre Tierra y con los mundos de los sueños, los muertos y los vivos.
Esto hizo que la energía masculina tuviera celos por este poder y quiso apoderarse de él siendo la mujer castigada, suprimida y avergonzada en esta práctica tan femenina al punto de hacernos creer que nuestra sangre menstrual era sucia e impura e incluso causaba enfermedades y muerte, hoy en día existen pueblos que creen que la mujer menstrual causa daños en las cosechas, que no es propicia para hacer ciertas tareas como cocinar e incluso existen hombres temazcaleros que no permiten a una mujer menstruando entrar al rito de la casa de vapor por temor a la energía de la mujer en luna.

Esto nos trajo un desequilibrio como humanidad ya que este poder de la sangre que se le entregaba en cada luna nutria a la Tierra y ella a su vez nos correspondía con gratitud todas las ofrendas de las mujeres, cuando el hombre no fue capaz de hacer estas ofrendas ya que no tenía la menstruación comenzó a hacer sacrificios de animales y después de humanos para poder ofrecer esta sangre a la naturaleza, sangre que antiguamente provenía de los vientres sagrados de las mujeres.

En nuestro días existe todavía remotamente comunidades como la Purepecha (en el estado de Michoacán, México) en donde las mujeres aún ofrecen su sangre directamente a la tierra, llevan unas faldas de 7 vuelos que al girar y sentarse quedan con todos los vuelos en el suelo y ellas
sentadas dan su sangre a la Madre Tierra directamente.

Hace años hemos comenzado un movimiento de mujeres por el mundo que hemos estamos rescatando esta práctica de sembrar la sangre en la Madre Tierra, es una manera de reconocernos como mujeres de la tierra, mujeres sagradas y honramos y reconocer nuestro lado femenino que
tanto se ha perdido en los últimos siglos. Utilizando toallas femeninas de tela ecológicas que se venden ya en muchos lugares, la copa de la luna (con varios nombres depende la marca, Lunacup, moon cup etc.) podemos recoger perfectamente toda nuestra sangre en un frasquito de vidrio y sembrarlo en la tierra, ya sea una planta en casa, un jardín, un árbol o llevarla al campo. Yo en lo personal junto la sangre de toda mi luna y la llevo a un lugar sagrado o la guardo hasta que vaya a un ritual de danzas, círculo de mujeres o en algún lugar natural donde me nazca sembrarla. Hay que ir con la intención de corazón, darle gracias a la Tierra, pedirle por nosotras, por nuestras relaciones, por la humanidad, por la Paz, ella nos escucha y nos sana, las mujeres que tienen enfermedades sobre todo de órganos femeninos es precioso como en el proceso muchas de ellas se han sanado o han mostrado mejoría al entrar de nuevo en contacto con Gaia.

Aquí les comparto una oración que la abuela Margarita nos dio para sembrar la tierra y un canto (la melodía se las debo, pero es muy bonita al menos decirla como oración)
Oración:

Madre tierra, gracias a esta sangre yo te voy a dar hijos e hijas, para podertelos dar necesito un compañero.

En un lugar madre tierra hay un hombre para mi que le guste trabajar, que le guste descansar, que me ame y yo lo ame que le guste lo que hago y me guste lo que él hace, que hagamos cosas juntos, que tenga fluidez económica (o sea que sepa manifestar y compartir).

Canción:

El agua del mar es salada
la sangre en mi cuerpo es sagrada
el agua y la sangre son vida
que viva que viva la vida
el agua y la sangre son vida
que viva que viva mi vida

Retomemos como mujeres esta práctica hermosa, nos conecta con nosotras, con la Tierra y nos hace mas felices al entrar en armonía de nuevo con todo lo que nos rodea! Se puede hacer sola, en grupos, con tu pareja, los hombres que son maravillosos y nos acompañan en estas prácticas se nutren de esta energía entregada a la tierra, no es cosa de feminismo, es una cuestión de recobrar el sagrado femenino y armonizarlo con el sagrado masculino, hagamos estas prácticas juntos hombres y mujeres del planeta, recobremos estos ritos mágicos ancestrales aquí y ahora, AHO!

Que sus soles brillen siempre

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